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Ataque personal en el trabajo

Ataque personal en el trabajo Cómo afrontar el ataque personal

Lo primero que tienes que aprender a controlar es no tomarte la agresividad del otro como un ataque personal. La mayor parte de la ira a la que tienes que enfrentarte cotidianamente poco tiene que ver contigo y con tus actos.


La agresividad de los demás puede deberse a:
Las creencias rígidamente asentadas en la persona enfurecida. Ejemplo: alguien se enfada porque otros no limpian u ordenan igual que ellos, otras lo hacen cuando surge cualquier imprevisto. Recuerda, muchos individuos son absolutistas en su forma de ver el mundo. Es su problema y su responsabilidad cambiar esto.
A una reducción temporal de la otra persona para pensar sanamente: sed, hambre, cansancio o enfermedad (dolor). Hay quien no tolera sentirse mal físicamente en alguna situación.
Al desplazamiento sobre ti de una amenaza nacida en otra situación. Mucha gente “necesita regalar” su enfado a quien se lo permite. Sentir enfado es humano y sacarlo es necesario, pero no dirigirlo a otro.

Pasos a seguir para sobrellevar la agresividad de otros
El mejor enfoque a utilizar en primer lugar es distanciarte de la persona enfurecida a fin de no ser un objetivo fácil. Otra forma que puedes emplear es hablar al otro de su enfado de una forma amistosa.
Ten cuidado: si no has asimilado totalmente lo de no tomártelo como un ataque personal, a la primera de cambio te cansarás y te enfadarás tú también.
A continuación vas a prender los pasos saber llevar la agresividad de otro, aún cuando tú hayas contribuido a enfurecer a alguien.
Los pasos son:
1º. Permite que la otra persona exprese su enfado libremente: procura no criticarle y en cambio muéstrate comprensivo. No interrumpas ni contradigas al otro. No defiendas, justifiques o racionalices su posición. Esta estrategia ayudará al otro a bajar la intensidad de su agresividad y así conseguirás que se vuelva poco a poco más razonable. Una vez que hayas conseguido ayudarle a calmarse, comienza a pedirle datos específicos acerca de su percepción del verdadero problema.
2º. Una vez que la otra persona esté más serena, comienza a realizar preguntas con el fin de clarificar la situación.
3º. Cuando esté calmada la situación, comenzar a buscar la mejor solución del problema. Valorar juntos (si hace falta escribirlo en un papel) los pros y contras de cada alternativa de solución. Lo más habitual es que si el enfado iba contra ti y tú no tenías nada que ver, el enfado se le pase rápidamente. Si hubieses sido la causa del enfado, en algunas situaciones será mejor que le dejes solo hasta que se haya calmado.

Si la otra persona emplea constantemente la agresividad
Enfadarse de vez en cuando, no tiene nada de malo, hacerlo continuamente puede ser sinónimo de que el otro tiene un problema serio o un trastorno emocional. Si los enfados fueran persistentes, quizás la otra persona necesite consultar con un profesional.
El enfoque anterior funciona principalmente para las situaciones en que ocasionalmente la otra persona está enfadada. Si mantienes una relación donde el otro constantemente emplea la agresividad puedes hacer lo siguiente:
Evalúa si esa relación es importante para ti y por qué. Piensa si existen otras alternativas a esa relación.
Busca formas sanas de minimizar el contacto con esa persona.
Con personas que están exageradamente agresivas, limítate a marcharte sin decir nada.

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